La liberación asexual
"Un debate tan destinado al fracaso como el del sexo de los ángeles podría ser el de si el ser humano puede convertirse en ángel y prescindir del sexo, sin que eso le suponga ningún tipo de sacrificio o trauma. Muchos empiezan a opinar que sí, que al margen de los que eligen el celibato por cuestiones morales o religiosas, existe una categoría de personas que jamás ha desarrollado interés ni inclinación por el sexo".
Asexual: persona que no experimenta atracción sexual hacia otras personas.
El jardín de las delicias es un tríptico pintado al óleo por El Bosco. Se encuentra en exhibición permanente en el Museo del Prado en Madrid.
Numerosos personajes entre seres humanos, animales y criaturas fantásticas desperdigados por el paisaje en las posiciones y situaciones más extrañas se entregan a la lujuria. El objetivo del artista es presentarnos la degradación moral a la que puede llegar el hombre hasta hacerlo descender al nivel de las bestias.
En la primera escena vemos la creación: Adán y Eva en el paraíso; la segunda escena es el jardín de las delicias propiamente dicho en donde la gente da rienda suelta a los excesos de sus bajas pasiones y la tercera escena es el infierno musical, en donde todos los pecadores reciben su castigo.
La atmósfera se asemeja a la de una escena surrealista pintada a principios del siglo XX, cuando en realidad fue pintada por un cristiano piadoso a principios del XVI.
Es fascinante pasear la vista tratando de captar aisladamente cada detalle interesante, tratando de reconocer y descifrar cada simbolismo medieval. Observo desde una perspectiva completamente ajena, desligada e incapaz de identificarse. La lujuria es desconocida para mí. Quizás sea precisamente esa distancia la que me permite apreciar de un modo especial o diferente la obra.
No sé lo que se siente
desear sexualmente a alguien. Nunca he vivido esa emoción. Nunca he
experimentado esa necesidad. Esa sensación no existe para mí. No forma parte de
mi naturaleza.
Nunca me he sentido
impulsada a involucrarme a un nivel sexual con las demás personas. Ningún ser
humano me ha gustado de la forma que se requiere como para desear de modo
instintivo y violento su cuerpo desnudo apretado contra el mío.
No ha habido sujeto
por el que me haya sentido atraída de tal manera que su presencia me haya
generado excitación sexual, el ansía de desvestirle, tocarle de forma sexual,
intercambiar fluidos e implicarme genitalmente con este con el objetivo de que
me satisfaga una necesidad apremiante. No me nace brindar ni recibir placer
sexual de otro ser humano.
No importa que tan
estéticamente bella, que tan sensual me parezcan las formas de una persona o
cuanto cariño le tenga no siento el deseo irracional y urgente de mantener
relaciones sexuales con ella.
Si los integrantes del
género masculino no me gustan lo suficiente como para acostarme con ellos,
sería de esperar que me inclinase a mantener acceso carnal con mis congéneres
del sexo femenino y tampoco ocurre así. A pesar de que las mujeres me han
gustado desde siempre mucho más, tampoco me apetece el contacto sexual con
ellas.
La idea de tener a
alguien jadeante, babeante, sudoroso, oloroso y caliente encima o debajo de mí
no me parece atrayente. Nunca se ha despertado en mí la curiosidad de
experimentar sexualmente con un hombre ni con una mujer.
El falo no me parece
un instrumento apetecible y no lo anhelo ni cerca ni dentro de mí por ninguna
vía. Las vulvas tampoco me parecen apetecibles. Nunca he sentido ganas de ver y
tocar el pene o la vagina de mi prójimo. Pensar en ello me resulta una idea
bastante rara y escatológica.

Prácticamente es el padre del movimiento asexual mundial.
Durante una de sus primeras apariciones en la televisión de su país en el año 2006 fue presentado por un escéptico conductor de la siguiente manera:
“David Jay es un casanova de 23 años que además es virgen y planea seguir siéndolo. No es sacerdote ni lo quiere ser. Alega que no le interesa el sexo y aparentemente no es el único”.
Soy una mujer en edad fértil común y corriente. No hay ninguna anomalía en mis órganos reproductivos. A excepción de la irregularidad de mis ciclos menstruales y los odiosos cólicos que los acompañan -inconvenientes comunes que son padecidos por tantas otras- no hay nada fuera de lo normal. No hay nada malo conmigo en ese aspecto. Fisiológicamente funciono a la perfección.
Evidentemente no es un problema anatómico, tampoco hormonal o genético. Desechado por completo el factor biológico, todavía se podría apelar a un trastorno de la psiquis para encontrar una explicación a mi “condición anormal”, denominada así por ser un presunto comportamiento o indisposición antinatural, según ciertas personas que me dieron su opinión.
Después de un análisis a conciencia pongo en tela de juicio la posibilidad de un trauma adquirido en el pasado. No, no me violaron de niña. A pesar de que tuve una docena de incidentes desafortunados con individuos del género masculino -en la vía pública y en una reunión familiar- desde que mi cuerpo fue alcanzado por la pubertad, siempre salí bien librada e ilesa de ellos.

Las relaciones
sexuales no son lo suficientemente interesantes ni seductoras como para dedicar
mi tiempo y esfuerzo en probarlas. No son una preocupación que ocupe lugar en
mi vida. Para ser sincera prefiero perder mi tiempo de otras miles de maneras e
inclusive no haciendo nada.
Esto no quiere decir
que por razones ideológicas considere al acto sexual como invento malévolo y
terrible de Satanás y por eso reprima deseos que en verdad me
consumen por dentro.
No contengo mis deseos
de tener sexo por temor al castigo divino del fuego eterno porque no tengo
tales deseos que contener. No siento que me esté privando de nada. No hay en mí
una lucha interior entre el instinto y la razón. No tengo que recurrir al autocontrol.
No tengo que refrenar impulsos de apareamiento porque no siento la necesidad de
satisfacerme sexualmente con otras personas y no tengo que evitar caer en
tentación porque no estoy tentada.
Y todo eso se debe a
soy asexual. Sí, lo soy y la asexualidad existe. Negarla sería de paso negar mi
existencia y la de millones de personas alrededor del mundo que son como
yo.
Eso no significa que no piense en sexo. En realidad pienso en sexo más que antes desde que sé que soy asexual, solo que no en practicarlo. Y demuestro mi pasión por la sexualidad humana estudiándola e investigándola desde la perspectiva objetiva que me brinda mi calidad de virgen y asexual. Me deleito intelectual y emocionalmente hasta el cansancio abordando los misterios del sexo. No me intereso por la cuestión técnica de las maniobras sexuales que están explotadas hasta el límite. No, eso es muy superficial y simple. Lo interesante no es la acción sino los motivos que conducen a la acción. Veo y reconozco los estímulos. La sociedad me ha enseñado desde la más tierna infancia que se supone que una mujer o un hombre con poca ropa y con mirar profundo deben de ser "atractivos sexualmente", que si una chica se sienta de cierto modo es "sexy", que si una mujer susurra de cierto modo es "sexy"... pero estos signos no me inducen a ninguna acción. Es como si me hubieran enseñado a reconocer las tonalidades del color rojo. Un color rojo que cuando ellos lo ven todos saltan o se perturban, ¿quién sabe por qué se sobresaltan?, porque a mí ese color rojo en ninguna de sus tonalidades ni me va ni me va viene, no me insta ni me provoca ninguna acción. Pero en primera... ¿por qué ese color rojo debería hacerme saltar a buscar la copula desesperadamente?

No hay ninguna
represión ni conflicto, simplemente no siento que mi vagina cobre vida propia
para decirme: "Oye, necesitas un pene aquí". Eso no me sucede. Es muy
extraño para mí recordar que a otras personas efectivamente sí que les sucede.
Si mi un día vagina me habla y me lo pide, supongo que tendré sexo porque al
parecer es algo que no se puede desobedecer. Pero hasta ahora no sucede y algo
me dice que nunca sucederá.
No entiendo la
fascinación de la mayoría por los genitales y tampoco odio el coito ni me
parece inmoral la penetración. Como dijo Da Vinci:
"El acto de la
procreación y todo lo que tiene alguna relación con ella es tan desagradable
que los seres humanos morirían pronto si no hubiesen caras bonitas y
disposiciones sensuales "
No es un cuadro bello
ya que los genitales no son lo que decimos bonitos, pero tampoco me parece una
actividad interesante así que todavía no entiendo por qué debería estar interesada
en que un hombre me penetre. No hay nada más anodino y poco
interesante que la cópula heterosexual. Ahora recuerdo que leí un
comentario de un video de YouTube que trataba sobre la hipersexualización de
los niños y un alosexual dijo que parte de la culpa la tenían los adultos
porque ellos mismos veían al acto sexual (y cito sus palabras exactas) como
"sucio y violento". Bueno, sucio pues claro que lo es por los fluidos
corporales. Violento a mí no me lo parece, pero una vez me aventuré a ver una
película erótica rusa en YouTube y veía al tipo sobre la mujer
moviéndose como un epiléptico, ¿a eso se refieren con violento?
Sinceramente más bien me pareció hasta cómico. Pero sucio y violento dijo ese
alosexual. Digo que algo igual de sucio y violento es el parto. ¿Quién se
anima a ver un parto natural? Por si se atreven hay muchos videos en Youtube.
Solo contemplen lo violentada que es esa vulva por la cabeza del
neonato y luego como se escurren todos aquellos líquidos amnióticos. ¿Les
parece asqueroso? ¡Malditos antipartos! ¡Si el parto es lo más hermoso que
puede haber! Si les parece asqueroso claramente están enfermos y
deben tratarse con urgencia, ¿por qué odias a la vida? (ironía basada en
los mismos argumentos que usan los alosexuales contra los asexuales sexo
repelidos). Recuerdo claramente cuando el profesor de Biología nos hizo
ver el vídeo de un parto. La mujer pujaba y pujaba. Primeros planos a su cara y
expresiones de dolor, primeros planos a su vagina dilatándose.
Oh, qué interesante
cuando un amigo heterosexual hizo la observación de que las expresiones de
dolor y placer son prácticamente las mismas en una mujer pariendo y en una
mujer durante una película porno. Me pregunto si así como hay mujeres que
están atraídas por el acto mismo de copular, habrá mujeres que ansíen, no
tener hijos, sino experimentar el acto mismo de parir con la misma pasión
especial que le ponen a lo otro.
Este amigo
heterosexual dijo que parecía una marciana al hacer observaciones que a ningún
otro alosexual se le habría ocurrido hacer. No soy marciana y esas
observaciones me fluyen natualmente. Y no soy la única. Aquí un interesante
hilo del foro asexual repleto de observaciones parecidas:
He estado en situaciones haciendo mimos con otra persona, y era muy agradable. Entonces empiezan a besarme y pienso… Ok es medianamente interesante, pero no es nada que me vuelva loco. Y cualquier cosa más sexual que esa deja de tener sentido para mi cuerpo.
Avance del documental (A)sexual de 2011 dirigido por Angela Tucker.
Aborda testimonios de asexuales, opiniones de científicos que recién
comienzan a profundizar estudios sobre esta orientación o falta de
orientación, la incomprensión de gran parte de la sociedad alosexual,
el supuesto desafío a la norma que significa la asexualidad, los avatares
de un movimiento asexual todavía en ciernes y sobre lo descorazonador
que es ser un asexual romántico.
Descubrir mi verdadera
orientación ha sido un interesante viaje de autodescubrimiento que me ha
permitido no solo comprenderme mejor a mí, sino también comprender mejor a los
demás.
Es imprescindible
enfatizar que la asexualidad no es ningún trastorno. Es una condición natural.
No es algo que haya irrumpido de repente en escena para afectar mi calidad de
vida. Ni tampoco es una discapacidad congénita que atente o que limite mi salud
y bienestar. Es y siempre ha sido una característica que forma parte intrínseca
de mí.
Podría ser
nada más que otra variación de la sexualidad humana. E inclusive se ha
reportado comportamiento asexual en animales que como nosotros se reproducen
sexualmente. Curioso ¿no? En realidad no hay mucho de lo que sorprenderse si
tomamos en cuenta que también ya se había reportado e investigado con
anterioridad comportamiento homosexual entre varios de otros miembros del reino
animal.
De todas maneras, al principio no puede evitar abordar la posibilidad de mi asexualidad con cierta aprensión debido a todas las preconcepciones respecto a la sexualidad con las que venía cargando. Preconcepciones que había ido asimilando durante mi formación como individuo: desde la infancia hasta la actualidad. Pero la naturaleza del ser siempre es más fuerte que el modelamiento social. Siempre lo es.
La actividad sexual
humana con especial énfasis en la actividad sexual humana compartida había sido
hasta ese momento un enigma. No por la práctica que se resume fácilmente en la
introducción del falo u otro elemento equivalente vía oral, anal o vaginal en
todas las posiciones posibles con uno o más compañeros sexuales y con variantes
parafilicas y fetichistas si se desea volver más interesante el asunto, sino
por las razones que conducían a aquel acto. Otra vez...
¿Por qué?

Simplemente le di la
espalda a aquellos problemas y no me tomé la molestia ni el esfuerzo serio de
definir mi orientación sexual. No lo creía necesario. A veces me decía a mí
misma: “Creo que no soy heterosexual, pero tampoco homosexual ni bisexual y no me
importa”.
Cuando por primera vez
en mi vida me enamoré irrevocablemente
fue que se hizo urgente analizarme a mí misma. El conflicto se había
generado en mí.
Descubrir la asexualidad más que ayudarme a
aliviar la incertidumbre y la culpa me sirvió para sentirme plena y segura de
mi misma. Fue toda una aventura de autoconocimiento psicológico y espiritual.
Aceptar la verdad jamás será un duelo, sino lo más cercano a un renacimiento.
Leía escéptica los nuevos conceptos y definiciones enciclopédicas. A medida que investigaba iba reconociendo en mí cada uno de los rasgos que me calificaban dentro del espectro asexual. No eran los requisitos para formar parte de una cofradía ni tampoco el conjunto de síntomas que señalan una patología. Era un modo real y delimitado de sentir.
Mi resistencia cedió finalmente al peso de la evidencia después de la lectura y escucha de testimonios. Encontré experiencias en común, mejor dicho distinguí las mismas sensaciones y pensamientos en otros ante las mismas situaciones. Recopilé y contrasté. Até cabos uno tras otro y otro. Entonces procesé la información.
No fue algo fácil, no
es un asunto que se resuelva de un instante a otro. No fue que un día leí sobre
asexualidad en una página juvenil de Internet y al siguiente me declaré asexual
a los cuatros vientos, como muchos prejuiciosos deben continuar creyendo. A mí
me tomó varias semanas de profunda y laboriosa reflexión. El tiempo que precisé
fue de más de un mes. Casi dos. A otros asexuales el proceso les ha tomado
años.
Una breve y didáctica explicación de la asexualidad por un asexual.
Active subtítulos en español y despójese de sus prejuicios e incredulidad.
Atravesé por la
incredulidad, la negación, la revelación, la aceptación y finalmente la
liberación. Despojarme de la totalidad de mis prejuicios tantos positivos como
negativos y enfrentarme a la sexualidad de manera objetiva fue la medida
crucial para llegar a la verdad. Separé lo fisiológico de lo emocional y empleé
preferentemente la lógica. La fría lógica. Yo que siempre me he mostrado
renuente a dejarme llevar por los desalmados derroteros racionales tuve que ser
metódica, calculadora y transformar a mi intuición de sentimental a
intelectual.
Recuerdo que en la
noche de mi revelación me costó mucho más de lo normal conciliar el sueño. Ya
de por si no soy de sueño fácil debido a que precisamente es por las noches que
en vez de dormir a mi mente inoportuna se le antoja atarearse en la resolución de
las más diversas cuestiones.
La labor fue comparable a la de armar un rompecabezas pieza tras pieza, con los respectivos titubeos y correcciones. Una vez colocada la última pieza, el diseño se torna comprensible, se observa de lejos y se esfuma el misterio. Para mí todo había adquirido sentido.
Soy asexual. Eso lo
explica todo.
ResponderEliminarDeseo compartir mis testimonios con el público en general acerca de lo que este hombre llamado Dr.Kumar acaba de hacer para mí, este hombre acaba de traer de vuelta a mi marido perdido Ex a mí con su gran hechizo, me casé con mi marido estuvimos juntos durante mucho tiempo y nos encantó a nosotros mismos, pero cuando yo era incapaz de darle un hijo de 2 años que me dejó y me dijo que no puede seguir más entonces yo estaba ahora buscando la manera de traerlo de vuelta hasta que un amigo mío dice Me acerca de este hombre llamado Dr. Kumar y me dan su email de contacto (spellcasttemple@gmail.com), entonces no vas a creer esto cuando me puse en contacto a este hombre en mis problemas se preparaba este hechizo y traer a mi marido perdido de vuelta, y después de un mes falto a mi mes y voy para una prueba y el resultado declarado estoy embarazada Hoy estoy feliz soy madre de una niña, gracias una vez más la gran Dr.Kumar por lo que has hecho por mí, si está por ahí pasa a través de este mismo tipo de problemas que usted puede ponerse en contacto con él hoy en su correo spellcasttemple@gmail.com O llamar y WhatsApp su teléfono celular en +2347051705853