La felicidad y la sonrisa de Amélie

El otro día vi por primera vez Amélie. Una experiencia por la que esperé más de diez años de mi vida. Desde aquella mañana de mi infancia en la que vi el anuncio de su estreno en el bloque de espectáculos de canal 4.
Sonreí, me reí, me desconcerté, me sonrojé, suspiré y casi lloré al final. Podría hacer un amplio comentario al respecto sobre esta película al mismísimo estilo de crítico intelectual, pero no bastaría.

No me extiendo más porque he comprendido que a veces las más grandes emociones pueden ser contenidas en un simple gesto, en una encantadora sonrisa sin siquiera mostrar los dientes, en una pequeña palabra: bonita muy bonita como la sonrisa de Amélie.



Una de las sonrisas más bellas que he visto jamás: Inocencia y picardía al mismo tiempo. Un aire infantil y sin embargo a la vez seductoramente femenina. Yo me podría enamorar de alguien como ella.

Otra de las cosas que he aprendido de Amélie Poulain es a volver a disfrutar de los pequeños placeres. Algo que nosotros solemos olvidar cuando dejamos la infancia. ¿Por qué no nos damos un tiempo y rememoramos los pequeños detalles que eran capaces de entretenernos, de hacernos inmensamente felices en aquella época? 



¿Te haz preguntado alguna vez al igual que yo si se puede ser feliz, de verdad plenamente feliz? Creo que nadie es capaz de estar de buen humor todo el tiempo, ¿no? ¿Entonces qué es la felicidad después de todo?

¿Y si no existe? ¿Y si su búsqueda es completamente inútil, una misión absurda? ¿Si esta meta es una utopía? ¿Si el motivo que nos da esperanza para continuar es una ilusión?

Lo más probable es que no exista ese estado de bienestar absoluto que conocemos como felicidad y que lo más cercano sea esa bonita sensación que nos inunda el pecho, ese efímero rayito de luz en nuestra oscuridad cuando vemos algo que nos inspira ternura. 

Ahora todo el mundo busca emociones fuertes: sexo promiscuo, drogas, desafiar estúpidamente a la muerte… la satisfacción inmediata y vacía. Sin embargo la verdadera felicidad quizás consista en por ejemplo proponernos hoy mismo levantar los ojos al cielo pasadas las 6:00 p.m. y contemplar la puesta de sol.

Tal vez el secreto consista en degustar lentamente cada dulce momento que nos brinda la vida.



Comentarios

  1. Lo de la felicidad es importante, se puede conseguir, mira a monjes o curas. Pero más bien o es efímera o es más importante el camino que el final tras conseguir el objetivo. Amelie es un buena película, no la mejor que he visto pero es de notable, hecha para los soñadores que preferimos evadir la realidad o cambiar el mundo antes que caer en las sucias garras de esta rutina que es sencillamente destructiva.

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