Pensamientos de una quinceañera
No me gusta recordar mi fiesta de quince años. No fue un bonito recuerdo que atesore en mi memoria. Creo que a partir de ese día ya no encontraré la mínima emoción en las fechas de cumpleaños nunca más. No debí haber aceptado a última hora que me armarán una especie de fiesta. Nunca tuve fiestas de cumpleaños en mi infancia, ¿por qué debería ser más especial entonces cumplir quince? Y ni siquiera me gustan las fiestas. Intuí que mi madre lo deseaba más que yo y también temí arrepentirme en el futuro de no haberla tenido. Sin contar que en el fondo yo abrigaba alguna débil ilusión infantil de vestirme como una princesa. Pero todo terminó en un terrible incidente con música ruidosa, gente bailando horrible música horrible y uno que otro borracho infiltrado. No me comí ni un poco de mi torta, se la comieron los demás. Ya no importa. Como mal recuerdo quedará. ¿Y ahora qué? Tengo quince años y no me siento como una adolescente. Ya no tengo el cuerpo de una niña, eso ya lo sé, pero n