Lo que a mí me gustaba a los 21 años

A los 21 años eran tan ingenua como una niña de 11 (definitivamente más que la promedio actual) y sentimental como una doncella romántica de 16 años. Más de la mitad de aquellas cosas me siguen agradando. A mí me gusta el sonido que hace la cucharita al disolver el azúcar en la tacita de leche o café. Me gusta sentir la suavidad del pelaje de mi gata al acariciarla y escucharla maullar mientras lo hago. Me gusta el olor de los libros viejos, olfatearlos, recorrerlos con la nariz. Me gusta sentir el chocolate derretirse en mi boca. Me gusta mirar los árboles de la Avenida Arequipa mientras voy en bus. A veces me gusta reservar para el final un gran bocado de mi comida: arroz con el jugo del guiso, fideos en su salsa y atiborrarme olvidando mis modales de señorita. No por el placer de la gula. Difícilmente siento el gusto de la comida llegado a ese punto, sino supongo que solamente porque se me hace divertido atragantarme de vez en cuando recordando ...