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Mostrando entradas de octubre, 2025

De la vez que el Coronavirus me quitó el olfato y luego lo recuperé

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        Fue recién un año y medio después de iniciado el brote del coronavirus que enfermé. Empecé a sospecharlo una mañana en que desperté con cierta congestión nasal y, al sentarme a desayunar, descubrí que no podía percibir el aroma del café; incluso mi pan con jamonada me supo desabrido, aunque al principio lo atribuí a que quizá estaba un poco rancio. Conforme avanzaron las horas y se manifestaron más síntomas, se hizo evidente que estaba muy enferma. Pasé dos o tres días enteros padeciendo: estaba molida y me dolían todas las articulaciones y músculos como si hubiera regresado de correr una maratón; mi cuerpo me pesaba como plomo y la fiebre me abatía. De todos modos, cumplí con mis obligaciones y me dediqué mecánicamente a la confección de un pedido. No sé de dónde sacaba fuerzas: era como si la poca energía vital que me quedaba se aferrara a esa tarea anodina y repetitiva para asegurarse de mantenerme viva, como una débil llamita que se resiste a apagarse. Es...